Para conectarse a Internet, tu móvil, PC, televisión y demás dispositivos generalmente se comunican con el router o módem que conecta tu casa con tu proveedor de Internet, ya sea mediante cable o inalámbricamente. Los componentes son distintos si estás usando la conexión de datos de tu móvil (que incluye su propio módem y habla con la antena de telefonía) pero la esencia es la misma: tu dispositivo se conecta a otro, que le conecta a Internet.
Lo más normal es que no tengas uno, sino varios dispositivos conectados al mismo router: móviles, ordenadores, consolas... En este caso cada uno tendrá asignada una dirección IP local, que no es visible desde Internet. Esto es una red local, un conjunto de dispositivos conectados de tal modo que puedan compartir archivos e impresoras sin necesidad de pasar por Internet.
Una conexión VPN lo que te permite es crear una red local sin necesidad que sus integrantes estén físicamente conectados entre sí, sino a través de Internet. Es el componente “virtual” del que hablábamos antes. Obtienes las ventajas de la red local (y alguna extra), con una mayor flexibilidad, pues la conexión es a través de Internet y puede por ejemplo ser de una punta del mundo a la otra.
En vez de conectarte a Internet directamente, lo haces a través de un servidor VPN
Normalmente, mientras usas Internet tu dispositivo se pone en contacto con tu proveedor de Internet, que es el que conecta con los distintos servicios web para ofrecerte, por ejemplo, los vídeos de YouTube.
Cuando te conectas a una conexión VPN, esto cambia. Todo tu tráfico de red sigue yendo desde tu dispositivo a tu proveedor de Internet, pero de ahí se dirige directo al servidor VPN, desde donde partirá al destino. Idealmente la conexión está cifrada, de modo que tu proveedor de Internet realmente no sabe a qué estás accediendo. A efectos prácticos, tu dirección IP es la del servidor VPN: en muchos aspectos es como si estuvieras físicamente ahí, conectándote a Internet.
Usar una VPN no supone que la navegación sea totalmente anónima. La combinación ganadora para un mayor anonimato, si hacemos caso a Edward Snowden, es usar a la vez una conexión VPN y Tor.
Iniciar sesión en tus cuentas bancarias mientras estás conectado a una red WiFi pública en la que no confías probablemente no sea la mejor idea del mundo, pues es relativamente sencillo para un ladrón capturar los paquetes sin cifrar y hacerse con tus cuentas de usuario. Aquí es donde entra la capa extra de seguridad que puedes conseguir mediante una conexión VPN, pues los paquetes se enviarían cifrados, de modo que aquel que está escuchando probablemente no podría hacer nada con ellos.
En China a pesar de las restricciones de su gobierno era posible acceder a Facebook mediante un VPN burlando su gran firewall; a partir de Julio 2017 el gobierno chino ha comenzado a instruir a los proveedores de telecomunicaciones de ese país el bloqueo definitivo de conexiónes VPN. Sin embargo, aún no es del todo claro el cierre definitivo, ya que no es específica si la regulación alcanzará a las conexiones satelitales.
Ventajas de un VPN con Tor
· Capa extra de seguridad, incluso en puntos de acceso WiFi (siempre y cuando la conexión esté cifrada: https y mediante el uso de navegador Tor).
· Funciona en todas las aplicaciones, pues enrutar todo el tráfico de Internet.
· Se conecta y desconecta fácilmente. Una vez configurado, puedes activar y desactivar la conexión a tu antojo.
· Tu proveedor de Internet no puede saber a qué te dedicas en Internet (mediante el *falseo de la ubicación; ejemplo: te conectas desde México, la conexión pasa a EU, desde ahí se hace a tres o cuatro puntos del mundo más, para terminar mostrando una ubicación al otro lado del mundo apareciendo como si estuvieras en Austria de forma anómina). Evita la censura y bloqueos geográficos de contenido.
*Por esta razón la velocidad en un VPN es más lenta (única “desventaja”).